Fácil
pedir – Difícil entregar
En
estos días donde todo son marchas, protestas, sindicatos, problemas,
instigaciones, provocaciones bélicas y muchas otras cosas que encontramos en la
cotidianidad, hemos podido percibir que las personas nos estamos acostumbrando
más a pedir que a dar.
Si
lo vemos desde los puntos de vista más básicos como podrían ser la relación de
pareja, queremos que la misma sea entregada, fiel, detallista, cariñosa,
dedicada, pero nosotros en muchas ocasiones no damos el mismo trato a dicho ser
amado. Pensamos que por alguna dicha divina podemos pasar por encima de todo el
mundo y que ellos nos tienen que soportar o dar gracias de compartir momentos
con ellos.
El
otro punto básico es la amistad, donde usamos y abandonamos a esos supuestos
amigos cada vez que necesitamos o no, pensando de manera equivocada que las
personas son material descartable. Me ofende cuando gente que por años no me
llama, cuando lo hace es para pedir favores.
Los
padres quieren que sus hijos los respeten cuando ellos no lo hacen en múltiples
oportunidades, con la típica frase de: “Me debes respetar porque te di la vida”;
yo a eso respondería que no tengo que agradecer que me traigan a un mundo tan
pestilente como este, lo que agradecería sería el amor, la comprensión, el
calor de hogar, la protección y valores que mis padres me hayan brindado.
Vamos
a la iglesia si necesitamos milagros, favores o miedos por evacuar, pero a la
primera nos retiramos de Dios y del personaje ni nos volvemos a acordar.
En
sociedad nos cansamos de pedir a los gobiernos por soluciones, oportunidades y
un sinfín de situaciones, pero les preguntaría yo: ¿Hacemos algo para que ese
gobierno pueda brindárnoslas?, ¿Miramos bien los planes de gobierno cuando los
vamos a elegir o votamos por interés, por una foto bonita, porqué su
contrincante me cae mal, por buscar un cargo entre muchas otras cosas?, ¿Cuándo
no funcionan salimos a buscar su revocatoria o marchamos en contra de estos
malos funcionarios? Bueno en fin, tantas preguntas que se podrían hacer que en
la mayoría de casos no tienen respuesta porqué muchas veces ni eso podemos
generar por esa pereza mental a la que nos hemos acostumbrado. Por eso mismo es
que más de una revocatoria de mandato no ha dado frutos, porque como estamos
esperando que otros marchen, otro peleen, otros firmen, pues así como va a
pasar.
Si
pensáramos más en dar antes que en recibir, seguro tendríamos un mundo mejor.
Dejemos de esperar siempre algo a cambio cuando hacemos cualquier gestión u
obra. Seguro que sí lo empezamos a hacer, cada día habrá una nueva persona que
lo hará y así sucesivamente, podremos construir una sociedad más integral;
capaz que este cambio no lo disfrutemos nosotros pero estaría bien hacer la
obra de dejarles a nuestros descendientes un lugar mejor para vivir.
Como
nos interesa bastante su opinión y brindar temas de interés, le invitamos a
escribirnos, a seguir dándonos sus opiniones y a proponer temas para que sean
desarrollados por nuestro equipo creativo y de investigación, al correo
mercadeo@sowhat.com.ar.
De
esta manera concluye nuestra editorial, la cual no podría cerrarse sin reiterar
mi agradecimiento por leernos y darnos sus opiniones. Se despide su amigo,
Héctor
Jiménez Rodríguez.
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