Foto cortesía:
Jhonatan Rodríguez de la agrupación Pasabordo.
En uno de los entrenamiento que
nuestra empresa ofrece en MarketCoach, tuve la oportunidad de hablar con una
persona que me comentaba la posibilidad de la llegada de una nueva pareja a su vida. Me pareció tan
buena la noticia, que no quise perder tiempo y acto seguido, después de la
respectiva felicitación le pregunte ¿Bueno y que más me podes contar de él? Con
total convicción me responde: “Mira, es
Ingeniero, tiene tres especializaciones, dos maestrías, va a hacer un doctora
dentro de muy poco, adicionalmente es presidente de una empresa multinacional y
se gana x cantidad de millones de pesos por mes mas bonos a final de año”. Creo
que a lo antes mencionado le falto solo dos cositas básicas: una podría ser,
saber sí el tipo le gusta, le llena y la otra igual de vital que vendría a ser,
sí el mismo pretendiente, le trataba como se lo merece.
No se puede creer que las mujeres
que han sido victimas por siglos del machismo estúpido y de la cohibición que
el mismo les ha cercenado desde entonces la posibilidad de expresión,
crecimiento personal, familiar y profesional, sean como en este caso, las
promotores número de su eternización.
Cuando para iniciar una relación
de amistad, laboral o sentimental, se miran primero los diplomas, los apellidos
y los estados de cuenta en los bancos; en algún momento de cualquiera de las
variables antes mencionadas, se dará una frustración para alguna o ambas partes
y se vendrá un inevitable rompimiento. Sencillamente esto es arar en el mar.
Sí nos centramos en el tema
sentimental, estaría bueno que las mujeres supieran que cuando el hombre siente
que su pareja tiene alguna dependencia económica, por lo regular, abusa de la
situación y de allí se desprenden los abusos, las humillaciones, las
infidelidades, entre otras muchas cosas. ¿Entonces para que dejarle la puerta
abierta al sufrimiento?
Ese concepto del hombre proveedor
es una amputación al desarrollo propio de una mujer, es inconcebible y
mediático. Esta bien que el hombre sea generador de protección, seguridad, más
no, que lo sea de un estatus social o de un benefactor de caprichos.
Es curioso que muchas de estas
mujeres que aceptan dicha situación de corazón, por otro lado hablan de la
liberación femenina, feminismo, de la igualdad de derechos y no con esto es que
acepte o insinué al menos en lo más mínimo, que porque un hombre invita o ayuda
a una mujer, tenga el derecho de ser patán, atrevido, irrespetuoso, infiel, o
cualquier cosa que la afecte, para nada, solo es darle dos consejos que se
resumen en la coherencia entre lo que se piensa, se dice, se hace y que
minimice el riesgo de tener malas experiencias con “hombres” seudo pensantes.
Para cerrar quiero decirles que el
amor verdadero no conoce de clases sociales, edad, títulos universitarios,
finanzas, intereses propios, irrespetos, ni nada que se le parezca; entonces
por favor, sí lo que quiere conseguir es un verdadero amor, saque esos mitos de
su cabeza, constrúyalo desde el respeto, la independencia, la lealtad y el amor
propio. Se lo aseguro que desde allí mucho mejor le va a ir, más seguro se
sentirá y mucho más lo va a disfrutar.
Como nos interesa bastante su
opinión y brindar temas de interés, le invitamos a escribirnos, a seguir
dándonos sus opiniones y a proponer temas para que sean desarrollados por
nuestro equipo creativo y de investigación, al correo mercadeo@sowhat.com.ar.
De esta manera concluye nuestra
editorial, la cual no podría cerrarse sin reiterar mi agradecimiento por
leernos y darnos sus opiniones. Se despide su amigo,
Héctor Jiménez Rodríguez.
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